La propuesta se eleva del nivel del suelo natural a través de un zócalo para lograr mejores visuales y continuidad con el exterior. El programa se divide en dos volúmenes; uno contiene las actividades domésticas mientras el otro aloja equipamientos: quincho, gimnasio y dependencias de servicio.
La propuesta parte de un prisma de volúmen puro, apoyado sobre el terreno, que a partir de distintas operaciones se abrió al entorno inmediato. Un patio, que se escalona hacia el cielo, perfora la volumetría generando iluminación y vistas. Cada una de las fachadas, si bien coinciden en líneas y diseño, son diferentes ya que responden a las necesidades interiores.
Arq. Javier Corvalán + Laboratorio de arquitectura
Arquitecto/s:
Otra forma del título:
Título:
Casa Surubi
Autor:
Autores secundarios/Colaboradores:
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Autor corporativo:
Arq. Javier Corvalán + Laboratorio de arquitectura
Autor corporativo secundario:
Resumen:
La idea esencial se construye pensando en el comportamiento estructural de una viga simplemente apoyada con voladizos a los extremos para compensar la posible deformación de una gran luz libre en el centro. La casa se apoya sobre cuatro columnas; la planta alta se cierra con dos placas y sobre éstas dos vigas que soportan y culegan las losas de los techos y entrepisos.
Frente a la vivienda, un muro invita a entrar convirtiéndose en el elemento principal que acompaña al visitante en el recorrido de la casa creando distintas situaciones espaciales a partir de ahuecamientos. El muro, como organizador, se transforma permitiendo el acceso a otros espacios generando flexibilidad de uso y continuidad espacial.
Los recursos de un programa de escasos metros cuadrados y un presupuesto ajustado hacen que lo implícito, el orden de la trama y el módulo, cobren relevancia sobre lo explícito. Un plano como cubierta de las áreas sociales flota a mayor altura que la cubierta del volúmen más ciego que contiene las áreas privadas.
El terreno ubicado sobre un cul de sac, presenta límites con características diferentes que motivaron que la implantación de la vivienda ofrezca respuestas particulares a cada uno de ellos. La vivienda mantiene una escala acorde con el barrio del que se nutre siguiendo su esquema generador y las directrices que impone su entorno inmediato.
La casa se configura como un rectágulo orientado norte-sur al cual se le extraen patios que se relacionan y cualifican según los programas de sus bordes. La casa se divide en tres franjas longitudinales que alojan sucesivamente: dormitorios y comedor, espacios públicos y patios y servicios y almacenamiento.
La obra se resuleve mediante tres volúmenes fundamentales, dos macizos correspondientes a los espacios habitables y un tercero transparente que funciona como vínculo circulatorio organizando el conjunto.
La idea rectora fue lograr una casa con una clara lectura atectónica, que visualmente fuese más pesada en planta alta que en planta baja, donde las sensaciones transgredieran los principios físicos de estabilidad. La planta alta se diseñó como un volúmen fuerte y de gran horizontalidad que se apoya sobre una planta baja vidriada y volátil.
Se propone la geometría de la casa como dos bloques abriéndose en forma de abanico hacia las mejores vistas y orientación, generando entre ambos un vacío que se convierte en el espacio central. Esta relación se rompe en el acceso principal, donde se genera una una visión pasante hasta el fondo del lote.
La casa reinterpreta los volúmenes simples de la arquitectura vernácula, con tres volúmenes dispuestos alrededor de una florescencia de rocas y espacios abiertos que enmarcan las vistas de la montaña. Cada volúmen tiene una función distintiva: taller y depósito en uno y funciones domésticas repartidas en los otros.