El proyecto incluye la reconstrucción y la extensión de una ruina para conformar una casa de fin de semana sobre el río. La superficie de la casa fue establecida acorde a las dimensiones de la estructura existente. La condición semienterrada otorga percepciones diferenciadas según el punto de vista. La plasticidad del hormigón es un elemento determinante en la imagen del volúmen.
La casa está orientada norte-sur con el fin de obtener buen asoleamiento y ventilación cruzada. El programa se compactó en un volúmen sobre la parte más alta del lote; un patio vincula la vivienda con la calle.
La vivienda se define como una casa laboratorio, un espacio para trabajar, pensar y vivir. Se resuelve como un pequeño bloque que se adapta a la topografía del terreno y cuyo rasgo dominante es la materialidad de la envolvente realizada en cobre.
La casa se localiza en un predio largo y angosto, con fuerte pendiente hacia al sur, lo que sumado a la decisión de preservar los árboles existentes configura una composición fragmentada de volúmenes interconectados que se adptan a la morofología del terreno. El porgrama se entierra parcialmente lo que favorece el comportamiento térmico y el proceso de construcción.
El concepto de la cabaña es la de un refugio dentro del bosque al lado del lago. El gran muro-ventana abre todo el espacio de la vivienda hacia el paisaje circundante. Lso materiales elegidos son de bajo mantenimiento y se utilizan sin acabados para que se avejenten naturalmente.
Emplazada sobre uan pequeña colina dentro de una planicie aluvional en el valle de un río, esta cabaña de fin de semana es esencialmente una caja sobre zancos, revestida en acero, que puede cerrarse completamente cuando el propietario no se encuentra. Está conformada por tres plantas que organizan el programa: cochera y depósito en planta baja, acceso, dormitorios y baño en la siguiente y un gran espacio de estar, comedor y cocina en la planta superior.
Diseñada para armonizar con la naturaleza, la cabaña se originó como una casa-litera de 4.26 x 4.26 que se fue ampliando y refaccionando durante cincuenta años respetando intencionalmente colores y texturas para mimetizarse con el entorno.
El predio en pendiente se usa como un recurso programático para organizar la casa volumétricamente. Una caja se bifurca en dos volúmenes, uno se recuesta sobre la pendiente y el otro se eleva sobre ella creando una cochera y generando espacios a medios niveles. La materialización del diseño es uan combinación de hormigón y vidrio con una construcción metálica liviana.
El conjunto de refugios de vacaciones se ubica en una parcela alta entre el bosque y el mar. La serie genera intervalos de privacidad, paréntesis entre lo propio y lo público. El interior se desarrolla en dos plantas 7 x 3 m.
Entre las numerosas casa diseñadas sobre lotes pequeños, esat es inusual tanto en forma como en tamaño. Se trató de aprovechar al máximo las características del predio asegurando el largo máximo del edificio, incorporar un refuezo estructural mediante una pendiente interna, utilizar los espacios del subsuelo y convertir el edificio en una piel.