Los autores proponen la incorporación de la sensibilidad ambiental a la arquitectura para la invención, la expresión formal y la belleza ante la emergencia de un nuevo paradigma.
El autor propone un regreso a los fundamentos de la producción de objetos arquitectónicos para lograr una arquitectuar capaz de satisfacer las necesidades humanas empleando racionalmente los recursos.
Como parte del proceso de regeneración del tejido de esta área de la ciudad conocida en la actualidad como 22@, se remodela un aestructura industrial en desuso para alojar las oficinas de una empresa textil y un estudio de arquitectura. Se conservó la estructura original, se adicionó una nueva planta en un brazo de la parcela y una sala polivalente sobre la cubierta. Tanto la cubierta como la fachada responden a criterios de optimización en el uso de la energía.
El edificio, por la singularidad de su programa y su localización, debe convertirse en un foco de que ordene y configure el carácter de una zona de la ciudad en la que se encuentran tramas y elementos urbanos de origen e historia diversos. El programa se divide en dos partes; en las plantas superiores una serie de despachos rodea un patio interior conformando un anillo en doble altura mientras que las funciones públicas se sitúan en la planta baja, generando una gran plaza que se vincula con el espacio público exterior.
El edificio, que ocupa una manzana con patio, presenta un volúmen modelado en función del aprovechamiento del sol y del aire. Con el objetivo de minimizar el consumo energético se utilizaron distintos sistemas de acondicionamiento pasivo y activo: "tubos canadienses" para refrigeración y "galería invernadero" para calefacción.