La elevación del terreno requirió la construcción de un viaducto de 67 arcos en un lineal de más de un kilómetro y medio, entre la Bastilla y la calle Rambouillet.
Este logro se refiere a la restauración del viaducto, la creación de un paseo plantado sobre el sitio de la línea ferroviaria abandonada y, por último, comercios o espacios de exposición para artesanos bajo las bóvedas.
Da lugar a la revitalización urbana de la avenida parisina generado por el viaducto.