Un plano de hormigón eleva la vida doméstica y anticipa la crecida de un estanque cercano. Sobre el mismo, con una planta en cruz abierta a los puntos cardinales, se apoya una pieza de madera que sostiene un coronamiento de pesados aleros. El interior puede entenderse como un único recinto dividido en cuatro esquinas, dos extendidas y dos centralizadas.