La iglesia responde al tipo basilical y ha sufrido innumerables cambios en los once siglos que lleva en pie. El objeto de esta intervención es el ajuste de la arquitectura existente desde perspectivas estéticas, funcionales y litúrgicas; se realiza una selección de elementos a eliminar de la compleja estructura y la relocalización de artefactos para obtener un campo visual acorde a la tipología original.