El proyecto preserva el paisaje, necesario para la comprensión de la ciudad en la estructura montañosa que la determina, acometiendo una limpieza conceptual y física de su entorno. Se sustituye la acumulación de desechos por plantaciones, restaurando la fachada de la ermita y mejorando las comunicaciones que la conectan con la ciudad. También cierra una brecha que existia desde el siglo XIX sin tocar los restos históricos para garantizar su conservación.