La noción de patrimonio pasó por una notable expansión durante la segunda mitad del siglo XX. Restringida en principio a edificios que con el rótulo de "monumentos" ostentaban un destacado valor histórico artístico, comprende hoy una notable variedad de bienes materiales e inmateriales e incluye, entre otras cosas, la producción industrial, la arquitectura vernácula, los paisajes y los itinerarios culturales y el patrimonio subacuático.