La casa, proyectada para un coleccionista de arte, se resuelve en un prisma sencillo de dos plantas más sótano, con una disposición doméstica convencional en la que se destaca una gran sala para exposiciones en el nivel inferior cuyas paredes estaban cubiertas por murales del artista Max Pechstein. Años más tarde la vivienda cambió de dueño y éste encargó una ampliación. La misma consistió en anexar un ala con cubierta plana que se conecta a través de la biblioteca y la sala de música del núcleo original.
