España está sumida en una crisis financiera tras el colapso de la burbuja inmobiliaria, pero sus arquitectos siguen produciendo un flujo constante de edificios inteligentes. En contraste con las arquitecturas corporativas desarrolladas por las grandes empresas extranjeras, el producto nativo tiende a ser de modesta escala, sobria y frugal. Gran parte de los mejores trabajos se está haciendo en la periferia. La recesión ha fortalecido las reivindicaciones de los arquitectos que son responsables de la construcción para crear yuxtaposiciones armoniosas de lo nuevos y lo existente.
La ampliación del museo construye el límite entre el monte y la parte vieja de la ciudad, abrazando el volúmen de escaleras del claustro y genera espacios exteriores entre el antiguo edificio y la nueva construcción. Cuatro tipos de piezas de aluminio perforado revisten el edificio permitiendo el crecimiento de especies vegetales del monte.
El programa del edificio contempla la construcción de un museo y centro de exposiciones dedicado a las playas y las actividades relacionadas con el surf, su papel en el ocio contemporáneo y sus relaciones con la ciencia y la ecología. Situado sobre una colina por encima del mar el complejo se resuelve con una plataforma de forma de onda perpendicular a la costa sobre la cual tres pabellones de cristal emergen. Debajo, un techo curvo aloja la exposición permanente. El primero de los pabellones de cristal actúa como una lente reflejada para proporcionar luz del día a la parte inferior y sirve como un lugar de recepción en la superior. Los otros pabellones de cristal albergan restaurante y bar con vistas panorámicas de la bahía y del perfil de las montañas del país Vasco.
El complejo, que alojará la sede de una empresa de cosméticos local, se encuentra a unos 40 kilómetros de Seúl. El programa incluye laboratorios, oficinas, aulas, ambientes polivalentes y servicios de recepción de visitantes. Situado en un gran jardín cerrado en un extremo por un bosquecillo arbolado, la construcción dialoga con sus vecinos preexistentes a través de amplias extensiones de césped cuya pendiente natural se ve acentuada por una serie de muros. Un sobre exterior esmaltado sobresale de la fachada interna para ser enmarcada por un muro opaco revestido en placas de chapa de acero. El gran espacio entre las dos pieles está equipado con una serie de pasarelas de mantenimiento de rejilla metálica.
Reseña de los presupuestos proyectuales del estudio norteamericano y presentación de tres obras: Barton and Victoria Myers house, Montecito Residence y House in West Los Angeles.
El Museo es parte de una regeneración estratégica de la ciudad. El programa se desarrolla en bloques que alojan la exposición de la obra de la escultora Barbara Hepworth, una galería de obras sobre papel de los siglos XVIII y XIX, cuatro galerías con 650 m2 de espacio de exposición temporal de obras contemporáneas de multimedios y una pequeña galería de artistas británicos del siglo XX. La geometría del cluster de galerías se resuelve como un rompecabezas tridimensional y cada una de las diez habitaciones, ninguna de las cuales es rectangular, varían también en altura lo que suma al sentido de la diversidad. Esta variación de bloque a bloque promueve que cada ranura de iluminación admite y difunde la luz de la mejor manera para cada sector logrando los resultados experiencialmente satisfactorios.
El diseño, marcado mediante la acentuación de los volúmenes y la cuidadosa selección de materiales, se destaca en contraste con la extrema simplicidad del jardín. El programa es un concepto secular contemporáneo de la casa como un refugio sólido, protección contra los elementos naturales. El volumen se presenta como una masa única claramente delineada. El sentido de compacidad se acentúa por el revestimiento que unifica el exterior.