Situada en un enclave privilegiado de la ciudad, la plaza de toros se hallba en desuso. La conservación del tambor fue una decisión inicial del proyecto aunque la misma contrasta con la imagen innovadora del complejo. Con uan configuración conectada con el entorno, en el edificio se mezclan los programas de ocio. El plato de la cubierta se sostiene con ochos pilares arbóreos que se ramifican con diversas articulaciones para extender la ase de apoyo.