El complejo escolar se sitúa en el antiguo emplazamiento de unos bloques residenciales demolidos, en una zona de conflictividad social de la periferia de la ciudad. El conjunto, fragmentario en su manifestación exterior, configura un esquema unitario y comprensible. Los diversos elementos del programa se distribuyen alrededor de un patio central anguloso. La pista de deportes se ubica sobre la cubierta de la escuela primaria, donde recie máxima cantidad de sol mientras que el espacio de recreo de los más pequeños se ubica en el extremo opuesto. El color naranja invade cada rincón otorgando identidad al conjunto.