El proyecto ensaya el agrupamiento de las aberturas y el despiece de la fachada cada tres niveles, imaginando la torre como el resultado de cinco niveles -tomado del entorno- en vez de quince. Las fachadas se plantean en dos dos planos, como tribunas invertidas hacia el inetrior, evitando un aspecto indiferenciado y acumulativo. Se libera un gran espacio de acceso. La plantas presentan una organización que permite flexibilidad en el uso.