Durante las primeras fases del proyecto, se decidió que la hospedería del monasterio ocuparía el antiguo establo. A pesar de estar emdio en ruinas, el edificio conservaba la cubierta asegurando la inetgridad de la planta baja abovedada. Esta parte del complejo se dieñó para atender las necesidades de cuatro tipos de visitantes -familiares de la comunidad, clérigos no residentes, turistas y peregrinos- a través de un programa que incluye espacios de exposición, tienda, oficinas y alojamiento. En el futuro se incorporará una capilla exenta al conjunto de construcciones. Los talleres diseñados para realizar pequeñas tareas industriales, se sitúan de forma que se entienden como uan continuación natural de las pautas de circulación del convento.
