Se siguió la pauta dada en el proyecto original, relativa a los vacíos entre los edificios, separándose el nuevo volumen de sus vecinos, para aprovechar los intersticios como potenciales espacios de conexión entre el edificio y los existentes y para facilitar nuevos puntos de paso desde la calle hacia el interior del campus. Además el nuevo edificio debía respetar el gimnasio existente, circunstancia que condicionó las decisiones del proyecto, sobre todo la estructura que debía saltar sobre el gimnasio. Se optó por una combinación de dos modelos estructurales: viga en celosía y entramado tubular.