La idea era crear un edificio de una sola planta para aprovechar al máximo el potencial de su relación con el jardín y conseguir que el conjunto pasase a formar parte de un paisaje existente. Los distintos espacios de la viienda se reparten en cuatro cuerpos que se desplazan respecto a un eje horizontal. El exterior del edificio es de hormigón, elegido para armonizar con el entorno y el bosque circundante.