Un conjunto de cuatro casas se proyecta sobre un terreno marcado por una pronunciada cañada. La intervención se materializa en dos torres verticales de cinco niveles apoyadas en cuatro puntos que cosen horizontalmente por una "cinta-calle" que conecta con los accesos a las unidades. Las fachadas se cierran hacia los laterales como piezas industriales de extrusión par evitar interferencias visuales entre unidades, desmaterializándose hacia la calle y el paisaje.