El proyecto, que preveía la construcción de una bodega para la producción y el consumo de vino de modo privado, fue resuelto como una promenade que permite descubrir distintos espacios vinculados al paisaje. Sobre un camino que comunica diversas construcciones se proyecta un espacio enterrado bajo las viñas, del que cuelgan como un peine las dependencias de la bodega. El proyecto utiliza la inercia de este entorno excavado para reducir el consumo energético.