El emplazamiento presentaba condiciones particulares: un edificio de ladrillo de 1937, unas alas laterales que siguen la ribera del río Iowa y un remanso de agua y rocas calizas que marcan el límite de la ciudad. El edificio explora geometrías "informes" en cuanto a la distribución espacial y las combinaciones de los recorridos y conecta las funciones interiores a partir de un espacio central que actúa como condensador social.