La casa se organiza en dos volúmenes independientes, que alojan separadamente las actividades diurnas y nocturnas, comunicados por una galería con escalera que trascurre por debajo de la plataforma de la piscina. Se potencia la relación interior-exterior mediante la disposición de estos cuerpos en relación al terreno y al espejo de agua, que actúa como conector de la arquitectura y el paisaje.