Los edificios se perciben como un gran vacío en un tejido urbano fragmentado, cediendo el protagonismo al vergel de manzanos que constituye el parque que definirá la puerta de acceso al este de la ciudad. La presencia de una gran estructura triangulada de acero y geometría radial, domina el interior del velódromo. El volumen que contiene la piscina, de geometría rectangular, oculta bajo su fachada textil un espacio interior diáfano iluminado cenitalmente.